El Paseo Editorial publica «Menuda lista de futbolistas», el último trabajo de Fran Nuño, escritor sevillano galardonado en Estados Unidos, que recoge once cuentos dedicados al deporte rey

¿Sabía que fue un gaditano el inventor de la tanda de penaltis? ¿O que el primer estadio de fútbol acogió partidos de cricket? ¿Qué relación guardan los semáforos con el deporte rey? ¿Cuándo y dónde un árbitro usó por primera vez un silbato? Con un estilo directo y desenfadado, el escritor, dinamizador cultural y librero-editor Fran Nuño responde a estas y otras cuestiones en Menuda lista de futbolistas, su última y sorprendente incursión en la literatura infantil y juvenil (LIJ), de la que es un maestro. Y digo bien, ‘sorprendente’, pues él mismo confiesa en el prólogo que no es un gran aficionado al fútbol. Editado con gran gusto por el sello hispalense El Paseo, sus 117 páginas se devoran con increíble facilidad, lo cual es buena señal. No en vano, Nuño ha hecho los deberes en cuanto al estudio del balompié se refiere, profundizando en todas sus facetas y trasladándolas al universo de los peques (y los no tan peques) con destreza y buen humor. Así, en la mencionada introducción, él mismo define a esta práctica «como una gran metáfora de lo que nos pasa en la vida. A veces triunfamos, otras fracasamos, en ocasiones nos acompaña la mala suerte, pero en otras es la buena fortuna la que se pone de nuestra parte, incluso somos capaces de remontar un marcador bastante adverso».

Mucho más que fichajes

Menuda lista de futbolistas llega a las librerías en septiembre, como los álbumes de cromos, los partidos de La Liga y las competiciones domésticas en las que muchos de sus potenciales lectores participan. Esa es precisamente una de las singularidades del libro: poner el foco en aquellas divisiones que no suelen estar lo suficientemente atendidas por los medios de comunicación y que representan la base de nuestro fútbol. ¿Acaso muchas de las estrellas del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético no han pasado antes por los escalafones inferiores o han militado en equipos de Tercera, Cuarta o Regional? Claro que sí. Por eso Fran Nuño, con la sabiduría que otorga la experiencia, abandona los grandes estadios, se calza las botas de multitacos —esas que lo mismo sirven para el césped artificial que para patear el albero— y se enfunda la elástica de la espontaneidad, para hacernos comprender que el fútbol actual es mucho más que fichajes, anuncios de calzoncillos y casas de apuestas. Que es ingenuidad, ambición sana, compañerismo, y otras muchas cosas que se quedan en el tintero cuando los jugadores saltan al campo. Por eso sus once cuentos, ilustrados por «Jaavi» Baena —que incluye guiños a leyendas como Pelé, Maradona o Iniesta—, recogen todo lo hermoso de un deporte que forma parte de nuestras vidas, que nos hizo soñar en nuestra niñez y aun endulza muchas tardes de domingo (siempre que lo permite el pay per view).

La honestidad de un «niño grande»

Además de lo dicho, Menuda lista de futbolistas es, probablemente, el primer libro dedicado al balompié donde las féminas tienen tanto protagonismo como los hombres. No en vano, la paridad se puede observar tanto en el número de relatos dedicados como en las anécdotas y datos que complementan la obra, y que tanto nos enriquecen con su lectura. De este modo podremos encontrar historias relacionadas con el fuera de juego, los lanzamientos desde el punto de penalti, las difíciles decisiones arbitrales o las técnicas de entrenamiento, indistintamente protagonizados por chicos y chicas; aspectos a los que se suman la introducción de las nuevas tecnologías, el azar, el baile o el ilusionismo —pues de todo hay en este libro—. Escrito desde la honestidad de un niño grande (quien conozca a Fran sabe a lo que me refiero), cada párrafo es una declaración de amor a la infancia, a ese oficio silencioso y constante que es la escritura, y al ingenio como pegamento para unir todas las piezas. Es lo bueno de un creador cuyas obras hoy se pueden disfrutar a lo largo y ancho del planeta; que, más allá de la temática, la estructura o el enfoque, siempre se deja un pedacito de su alma en cada una de las páginas.