Cada 31 de enero, noventa millones de salesianos repartidos en 132 países de los cinco continentes recuerdan a su fundador, Don Bosco. Sacerdote, educador y escritor italiano del siglo XIX, su vinculación con las artes escénicas, el ejército o la formación profesional es tan curiosa como poco conocida
En septiembre de 1994, y coincidiendo con la celebración del primer centenario de la creación del séptimo arte, la Santa Sede lanzó una curiosa propuesta: buscar un patrono para el cine. Curiosamente, la televisión ya contaba con una patrona desde 1957, Santa Clara de Asís, la cual, en la Navidad de 1252, y mientras se hallaba en su lecho de muerte, pudo seguir la misa del gallo a través de una imagen milagrosa proyectada en la pared. Sin embargo, pese a la popularidad de su oficio, los cineastas no contaban con ningún santo a quien encomendarse, y he aquí que el Vaticano les propuso tres: San Francisco de Asís, San Maximiliano Kolbe y San Juan Bosco. ¿Y a quién eligieron?
El fundador de la orden franciscana contaba con muchos puntos a su favor al tratarse de uno de los santos que más ha interpelado a guionistas, productores y directores de todo el mundo. No hay más que sumergirse en la red para hallar un buen número de versiones de la vida de San Francisco llevadas a la gran pantalla. La primera de ellas lleva por título Il Poverello di Assisi y fue dirigida por Enrico Guazzoni en 1911. Luego llegarían Frate Sole, de Ugo Falena y Mario Corsi (1918), Frate Francesco, de Giulio Antamoro (1927), o Francisco de Asís, de Albert Gout (1946), primera película sonora sobre el religioso medieval, curiosamente rodada en México.
Por su parte, San Maximiliano Kolbe, fraile polaco que murió en el campo de concentración de Auschwitz, dejó una frase que lo convertía en un firme candidato a patrón de los realizadores de películas: «La prensa, la radio, el cine y cualquier otro invento posterior deben estar orientados a iluminar las mentes y reavivar los corazones». Y es cierto que cultivó la prensa y la radio, pero no tuvo ocasión de probar las bondades del celuloide. No obstante, su testimonio de vida y de martirio son de gran atractivo para nuestro tiempo; como lo demuestran los dos filmes rodados en su memoria: Maximilian Kolbe (1991), dirigido por Krzysztof Zanussi, y con Christoph Waltz en el reparto, y el más reciente Dos coronas (2017), dirigido por Michał Kondrat, y visionada por el Papa Francisco en Roma.
En cuanto a Don Bosco, el santo turinés que popularizó el culto a María Auxiliadora, hemos de subrayar que supo valerse de su ingenio para cautivar, primero, y formar, después, a miles de jóvenes sirviéndose del teatro, el periódico o las buenas lecturas. No en vano, sus hijos espirituales, los salesianos, se han destacado después por su presencia evangelizadora a través de los medios de comunicación, incluido el cine. De hecho, la primera vez que pudo verse al religioso en la gran pantalla fue en el año 1935, justo un año después de su canonización. Dirigida por Goffredo Alessandrini, Juan Bosco es interpretado por Gianpaolo Rosmino, uno de los actores con más renombre de aquella época en el cine italiano. En cuanto a su estreno en España, tuvo lugar tres meses antes del inicio de la Guerra Civil, el 17 de abril de 1936, bajo un curioso reclamo: «La historia de un hombre a quien el cielo inspiró». Años después, y con motivo del primer centenario de su muerte (1988), se estrenaría Don Bosco, una nueva mirada sobre el santo interpretada por el estadounidense Ben Gazzara y con dirección de Leandro Castellani. La última versión, de 196 minutos, data de 2004 y está dirigida por Lodovico Gasparini.
Más allá del séptimo arte
¿Por qué fue elegido finalmente San Juan Bosco como patrono del cine? La comisión pontificia se basó en el amor que el santo de los jóvenes profesaba hacia las artes escénicas, en un contexto histórico que cobró su mayor esplendor con los hermanos Lumière y su primera película en 1895, siete años después del fallecimiento del religioso. Asimismo mencionó las numerosas iniciativas relacionadas con el séptimo arte que, desde inicios del siglo XX, vienen desarrollándose en las casas salesianas de todo el mundo —quien escribe comenzó a amar el cine, con apenas seis años, en el salón de actos del colegio salesiano de Triana—.
Pero la cosa no queda ahí, pues Gianni Bosco —como llamaban cariñosamente al santo en su juventud— es también patrono de los magos desde 1953. Una preciosa frase y su amor por el oficio —que, al igual que la acrobacia o las malabares, practicó desde la infancia y utilizó para atraer a niños y jóvenes a la iglesia—, le sirvió para llamar la atención de los ilusionistas: «Tú que también fuiste Mago y por tu noble labor te convertiste en Santo, haz que la labor que hago por lo menos logre mitigar un llanto».
También los soldados del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra tienen asignado como patrón a Don Bosco. Fue el 24 de enero del año 2000, tras su aprobación en el correspondiente acta, emitida por la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, y sancionada por el Excelentísimo Señor don José Manuel Estepa Llaurens, Arzobispo Titular de Itálica y Arzobispo Castrense de España, «acogiendo el común deseo de los fieles militares católicos pertenecientes al referido Cuerpo, y como muestra de su especial predilección por dicho Santo, quien empleó todas las energías en la educación de los jóvenes y fundó Congregaciones para instruirlos en los oficios y la vida cristiana».
Por si fuera poco, Don Bosco es además patrón de los editores católicos, de los aprendices italianos y de los estudiantes españoles de Formación Profesional. Y en algunas listas incluso aparece como el santo al que recurren los actores de doblaje, los capellanes de cárceles y las personas que trabajan en el circo. Por último, y volviendo al séptimo arte, su vinculación con la gran pantalla es tan estrecha que, en España, los premios Goya de la Academia del Cine se entregan alrededor de su fiesta (31 de enero), siguiendo la tradición del antiguo Sindicato de Actores que consideraba a San Juan Bosco su patrono.