Tras su estreno en la XI Muestra Internacional de Teatro de Investigación MITIN, «El síndrome de la mujer mecánica», del escritor y crítico de cine José Luis Ordóñez, llega a las librerías de la mano de la Fundación SGAE
«El escenario. En el centro, en lugar destacado, justo como si fuera un coche en exposición, está CLEO, estática, como si estuviera congelada, de pie, piernas abiertas y brazos en cruz. Al poco, entra TONY: melena, bigote prominente… parece un actor porno de los 70 reconvertido en vendedor de coches de segunda mano. Eso sí, va con traje y corbata… un traje que parece no ser el más apropiado para su talla (…)». Con esta certera acotación arranca El síndrome de la mujer mecánica, texto dramático del escritor y crítico de cine José Luis Ordóñez (Premio RTVA) que, tras estrenarse el pasado mes de noviembre en la sevillana sala TNT —con Sario Téllez a la cabeza—, vuelve a estar de actualidad por su llegada a las librerías. Publicada con la ayuda de la Fundación Sgae, la obra es una interesante reflexión sobre las relaciones de pareja en la sociedad actual, sazonada con esos temas que, desafortunadamente, jalonan los informativos casi a diario: desigualdad laboral entre hombres y mujeres, relaciones tóxicas, violencia de género física y psicológica, limitaciones afectivas… Un ramillete de cuestiones —tristes, profundas, deplorables— que, merced a su puesta en escena a cargo de dos poderosos personajes, nos permiten profundizar sobre su raíz de un modo tan instintivo que asusta. Y es que si nos ceñimos a los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud OMS, no podemos sino sorprendernos ante el escandaloso porcentaje de mujeres que han sufrido violencia física y/o sexual alguna vez en su vida. Nada menos que el 70%.
Metateatro, cultura popular y humor negro
Con estos terribles datos en la mano, una obra que se define como «un campo de batalla de puertas para adentro» y que cuenta entre sus ingredientes con la ruptura de los mitos del «amor romántico», debería ser de todo menos amable. Sin embargo, su autor, José Luis Ordóñez, logra que en determinados momentos la tragedia se consiga deglutir con relativa calma, e incluso satisfacción, merced a herramientas tan infalibles como el metateatro, los guiños a la cultura popular y, muy especialmente, el humor —aquí negro negrísimo—. Así, Cleo y Tony, la directora teatral y el dramaturgo protagonistas de la historia, hacen públicos los conflictos de su ambigua relación mientras cavilan sobre ellos, los parodian, retuercen y descomponen, logrando articular un discurso caleidoscópico propincuo a la poesía. Y es que, aunque nos cueste creerlo, El síndrome de la mujer mecánica, pese a su profunda carga siniestra, destila lirismo por los cuatro costados ya desde las propias acotaciones. Estilo que, en su encomiable horizonte de expectativas, remite al teatro de José Triana, Alfonso Vallejo, Mario Benedetti y así hasta un largo etcétera, tanto en la forma como en el fondo. Asimismo, el creador de títulos como La última cena, Cuestión de fe o Perversidad en la 237 —Primer Premio en el XV Certamen Literario Universidad de Sevilla—, vuelve los ojos sobre el Hollywood más clásico, evocando parejas míticas como Richard Burton y Liz Taylor, Arthur Miller y Marilyn Monroe o Laurence Oliver y Vivien Leigh, pero también sobre el contemporáneo —de Harvey Weinstein a Quentin Tarantino—. En suma, una lección de teatro actualísima, que podrá gustar más o menos, pero que no dejará indiferente, y cuya versión en papel será presentada este jueves, a partir de las 20 horas, en el Centro de Documentación de las Artes Escénicas.