Llega a los cines «Puñales por la espalda», cinta dirigida por Rian Johnson que homenajea el género detectivesco que encumbró a Agatha Christie. Entre su brillante reparto sobresalen Daniel Craigh y la cubano-española Ana de Armas
Que Puñales por la espalda es una de las películas del año es «tan cierto como que la luz viene del cielo», que diría Shakespeare. Lo es para la revista Time, para el periódico La Vanguardia y para Antonio Trashorras, crítico de Fotogramas. Incluso el inefable Carlos Boyero, un hueso duro de roer, habla bien de ella, lo cual da buena cuenta de su calidad. En mi caso particular, me han bastado únicamente dos minutos para convencerme de que estaba ante una de esas historias que te atrapan de principio a fin y no te sueltan hasta varios días después. No solo por su espectacular reparto, su mezcla de misterio y humor, o su magnífico guion, sino porque contiene un ramillete de guiños a mi género literario favorito, el detectivesco, ya desde el prólogo. Basta echar un vistazo a los primeros planos de la mansión donde se desarrolla la trama para dejarnos arrastrar por su colección de homenajes. Ahí están Conan Doyle y El sabueso de los Baskerville, Anthony Shaffer y La Huella —emociona ver al muñeco vestido de marinero junto al que se sentaba Olivier en la cinta de Mankiewicz—, Angela Lansbury en Se ha escrito un crimen, o Peter Falk como Colombo. Pero también Un cadáver a los postres, El juego de la sospecha o Sin pistas. Y por supuesto Agatha Christie, de quien Rian Johnson toma prestados la estructura del whodunit, el sabor clásico y los estereotipos.
¿Quién mató a H. Thrombey?
Pero además de lo dicho hay un detalle que me gustaría subrayar y que, de momento, se le ha escapado a la mayoría de los críticos. Me estoy refiriendo al nombre del protagonista, Harlan Thrombey, el autor de novela negra magníficamente interpretado por Christopher Plummer, cuya muerte, tras cumplir los 85 años, da pie a toda la trama. Este está claramente inspirado en Harlowe Thrombey, el millonario en torno al cual gira ¿Quién mató a H. Thrombey?, de Edward Packard, libro publicado en España por Timun Mas en el año 1983. Una novelita juvenil de la serie Elige tu propia aventura, que tanto éxito tuvo entre los chavales de mi generación —el director de la película nació en 1973—. Con esto quiero decir que el gusto por los divertimentos del tipo «quién-lo-hizo» le viene a Johnson prácticamente de serie. Y él mismo lo ha corroborado en las entrevistas, al confesar cuánto le atraía Agatha Christie, cuya colección de novelas policíacas poblaban las estanterías de su casa en Maryland. Y visto lo visto, Puñales por la espalda es un tributo excelente a la reina del crimen, un Cluedo pluscuamperfecto, y un ejercicio de buen cine a la vez, aunque la cosa no queda ahí.
Un casting lleno de estrellas
Podríamos citar muchos aciertos en esta brillante apuesta que, uniendo pasado y presente, pretende reescribir el género, como ya hiciese Steven Moffat con su Sherlock de la BBC. Por supuesto la elección de un casting lleno de estrellas ayuda, y mucho. Le funcionó a Sidney Lumet en 1974 con Asesinato en el Orient Express, combinando rostros jóvenes y veteranos. Si en aquella deslumbraban Michael York y Jacqueline Bisset junto a los Albert Finney, Ingrid Bergman, Lauren Bacall o Richard Widmarck; aquí hacen lo propio Chris Evans —el rostro del Capitán América— y Ana de Armas —quien se dio a conocer en la serie de Antena 3 El internado—, al lado de figuras como Don Johnson, Jamie Lee Curtis o Toni Collette. Todos cumplen de sobra, especialmente la actriz cubano-española, a quien hemos podido ver recientemente en Blade Runner 2049 y Yesterday, y cuya Marta Cabrera —cuidadora de Thrombey— la convierte en la robaescenas por excelencia. Y por supuesto el intérprete de James Bond, Daniel Craigh, dando vida al detective francés Benoit Blanc (a quien Johnson podría escribir nuevos casos). Quizás porque ambos actores abandonan sus habituales registros para ofrecernos unos personajes muy completos dentro del desenfadado tono en que se mueve la cinta, sus roles destacan por encima del resto. Así, la primera une a su innegable belleza unos registros dramáticos que sorprenden, mientras que el segundo construye una parodia tan jugosa que encantará tanto a los fans de Poirot como a los de 007. Aunque, sin duda, lo que distingue a Puñales por la espalda de otros productos del ramo son la crítica a la sociedad actual —con Trump en el punto de mira—, su juego de cajas chinas y su dominio de las emociones. Algo que se aprecia en el elaborado tratamiento del discurso y unos diálogos preñados de inteligencia e ironía. Esto permite analizarla desde diversos puntos de vista, invitándonos incluso a un segundo visionado, que, en mi caso particular, caerá más pronto que tarde.