El Real Alcázar acogió la gala de los XV Premios Solidarios del Festival de las Naciones. Una cita a la que acudieron personalidades como S.A.R. la Infanta doña Elena, el conde de Salvatierra Cayetano Martínez de Irujo o el embajador de Argentina en España, Ramón Puerta
Un año más los salones del Real Alcázar sirvieron de escenario para la entrega de los premios solidarios del Festival de las Naciones, uno de los eventos clásicos del otoño hispalense, que este año cumple su veinticinco aniversario. En una gala conducida por el veterano periodista Cristóbal Cervantes, y en la que el director del festival, Sergio Frenkel, dio la bienvenida a los invitados con un discurso muy emotivo, quince fueron los galardonados. Comenzando por el Hotel Alfonso XIII, «uno de los establecimientos más lujosos de Europa», en palabras del presentador, quien dio la palabra a su director Carlo Suffredini. Este no dudó en alabar las bondades del mítico establecimiento, desde la fecha de su construcción por iniciativa del monarca homónimo —1928— hasta las últimas reformas llevadas a cabo, siempre con objeto de adaptar sus estancias «a las últimas comodidades». Tras esto, el italiano posó para los medios acompañado del Consejero de Turismo de Andalucía, Javier Fernández. A este le siguieron la Fundación Tierra de Hombres, con su presidenta Antonia Jiménez al frente, y María Asunción Milá de Salinas, fundadora de la Asociación Española contra la Pena de Muerte y ex miembro de Amnistía Internacional, cuya presencia en el escenario a sus noventa y ocho años, dando gracias a Dios y al Papa Francisco, fue sin duda el momento más mágico de la noche.
Solidaridad, turismo y música
Tras María Asunción Milá le tocó el turno a la patrona de la Fundación Gancho Infantil, Almudena Arenado, que subió a recoger la distinción del 25 Festival de las Naciones en representación del proyecto «La Azotea Azul»; una preciosa iniciativa que va a permitir construir en la parte alta del Hospital Virgen del Rocío un espacio de ocio donde los niños hospitalizados puedan jugar y divertirse. Una idea cuyo presupuesto de 450.000 euros parecía una quimera, pero que «gracias a la generosidad de los sevillanos» verá la luz en breve. Dicho premio fue entregado por el conde de Salvatierra Cayetano Martínez de Irujo, quien no dudó en posar con una chistera de banda azul, el signo de distinción del colectivo. Además de los premios solidarios, la organización lleva años otorgando distinciones en otros apartados sociales o culturales, como es el caso del Premio ‘Ciudad de Sevilla’, que esta vez recaló en el conjunto Cantores de Híspalis, auténticos embajadores de la música andaluza más allá de nuestras fronteras. Tras recoger su premio de manos de un grande del fútbol, Rafael Gordillo, los artistas pusieron la segunda nota musical de la noche —anteriormente ya lo había hecho el barítono Luciano Miotto—, por supuesto a ritmo de sevillanas. Luego llegaría el galardón ‘Ciudad Amiga’ concedido a la ciudad de Santander, el de la ‘Sostenibilidad’ para el proyecto «Avanzamos» de la Fundación Coca Cola y el destinado a la Academia de la Diplomacia. Este último bajo la etiqueta ‘Ciudad de Sevilla’, al igual que el recogido por el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet —su homónimo en Sevilla hizo los honores—, quien no dudó en calificar a esta tierra como «alegre y hospitalaria». Como colofón al primer bloque de premiados, Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, hizo entrega de un nuevo trofeo a la artista malagueña Pasión Vega, quien no dudó en deleitar a los asistentes con su prodigiosa voz. Momento al que siguió el elocuente discurso de Ignacio Paz García, comandante del Buque Escuela Juan Sebastián Elcano. Fue entonces cuando los asistentes se alzaron levemente de sus asientos para poder distinguir y aun fotografiar a S.A.R. la Infanta doña Elena, quien mostró su mejor sonrisa en la entrega del premio.
Argentina como país invitado
Cuando el reloj marcaba las diez de la noche —la gala comenzó poco después de las ocho— un acertado Cristóbal Cervantes dio paso a Luciano Miatto, quien volvió a hacer gala de sus facultades vocales interpretando el tango de Piazzola Los pájaros perdidos. Dado que en la edición de este año del festival el país invitado es Argentina, la primera intervención del segundo bloque estuvo a cargo de su embajador, Ramón Puerta, quien recibió el testigo de su homólogo del año anterior; en este caso el cónsul honorario de Suecia en Sevilla, Carlos Montesa Kaijser. Sus palabras fueron la antesala de los premios especiales de la noche, el primero de ellos para el co-fundador del propio festival, el empresario argentino José Caro, cuyas anécdotas sobre su relación con Sevilla provocaron las risas del público. Seguidamente Gabriel Corrado, uno de los rostros más reconocibles de la televisión argentina, accedió al escenario para recoger su premio de manos del embajador rioplatense. Antes los invitados habían tenido ocasión de ver una curiosa fotografía de juventud del artista, en la que este mostraba sus dotes musicales, mientras Sergio Frenkel, director del festival y amigo íntimo de Corrado, hacía lo propio con la batería. Cuando la gala alcanzaba las dos horas y media de duración —más de un asistente ya había abandonado su asiento en busca del patio— el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se situó tras el atril para recoger el último trofeo de la noche. En esta ocasión como reconocimiento a la ciudad de Sevilla —todo un detalle por parte de la organización—. De nuevo una nube de fotógrafos se situó frente a los protagonistas, pues el regidor hispalense recibió el homenaje de manos de doña Elena de Borbón. Terminado el acto y como paso previo al cóctel, el photocall se fue llenando de rostros célebres de la sociedad sevillana, como el portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla y candidato a la Alcaldía hispalense, Beltrán Pérez, los comunicadores Agustín Bravo y Rafael Cremades, la artista plástica Cristina Ybarra, el restaurador Miguel Garlochí o el director regional de COPE en Sevilla, Joaquín López–Sáez Rodríguez-Piñero.