La productora sevillana Saint Denis estrenará en otoño «La Ciudad de la Ópera», documental que recoge la estrecha relación existente entre los maestros del bel canto y nuestra ciudad. Con Teresa Berganza, Ruggero Raimondi y Carlos Álvarez, entre sus colaboradores

Según los expertos, L’Empio Punito (El Imperio Castigado) es la primera de las óperas ambientadas en Sevilla, y data del año 1669. Estrenada en el Palacio Colonna de Roma un 17 de febrero, Filippo Acciaiuoli, caballero de la Orden de Malta,  fue el autor de su libreto, mientras que Alessandro Melani, uno de los principales compositores italianos del siglo XVII, se encargó de la partitura. Tras esto, la ciudad de la Giralda inspiraría títulos como Il Duelo D’Amore e di Vendetta, Siface o L’Odio Placato, todos con firma italiana, a los que se sumaría Rodrigo, ópera compuesta por el alemán George Frideric Haendel en 1707. El listado se iría ampliando de manera considerable durante los siglos siguientes, sumándose nombres de prestigio como Mozart, Beethoven, Rossini, Donizetti, Verdi o Bizet, y llegando así hasta 2006, cuando José Saramago se sumó al proyecto Il Dissoluto Assolto, convirtiendo al escenario hispalense en el más recurrente de toda la historia de la música. En total, un ingente y variado repertorio que incluye dramas históricos, comedias bufas y notables romances, según recoge el trabajo de Ramón María Serrera y Andrés Moreno Mengíbar titulado Sevilla. Ciudad de 150 óperas. Por este motivo, resultaba incomprensible que la urbe que ha inspirado durante 350 años a creadores británicos, franceses, alemanes, checos o estadounidenses, no tuviese un documento audiovisual a su altura; máxime cuando la UNESCO declaró a Sevilla «Ciudad de la Música» en 2006. Afortunadamente, la productora local Saint Denis, responsable de títulos como Reprimidos —con Daniel Grao y Marta Hazas en su reparto— o Segunda Oportunidad —dirigida por Álvaro de Armiñán y estrenada en el Festival de Cine Europeo 2018— ha venido a cubrir ese vacío con La Ciudad de la Ópera, documental de 65 minutos que se estrena este otoño. A través de él, los espectadores podrán conocer qué razones impulsaron a Beethoven a inspirar su única ópera en Sevilla, de dónde procede el embrujo de Don Giovanni y Carmen, o por qué Fígaro es uno de los personajes más aplaudidos en los teatros del mundo. Con un narrador de excepción, el barítono malagueño Carlos Álvarez —Premio Nacional de la Música 2003—, La Ciudad de la Ópera posee una estructura dividida en cuatro actos más una obertura, como las propias composiciones que ilustra, a los que se suma un emotivo epílogo, y cuenta con las colaboraciones de reconocidos expertos, como las mezzosopranos Teresa Berganza y María José Montiel, el director de escena José Luis Castro, los profesores de literatura Jacobo Cortines y Alberto González Troyano, el crítico musical Pablo J. Vayóny o el barítono Ruggero Raimondi.

 Un paseo por los rincones que inspiraron a Verdi o Bizet

El productor y el director del documental junto a la mezzosoprano Teresa Berganza. Fotografía cortesía de Saint Denis

No es casual que la introducción cuente con un fragmento de Il barbiere di Siviglia de Rossini, una de las óperas más emblemáticas inspiradas en Sevilla. Tanto el productor Ignacio Delgado como el guionista y director Alberto Alpresa se declaran apasionados del Séptimo Arte, por lo que han optado por un montaje de diversos planos y detalles de la ciudad que lucen sincronizados con la música, al modo de Woody Allen en Midnight in Paris. Tras esto, la producción se detiene en clásicos del bel canto como Fidelio, ambientada en el trianero Castillo de San Jorge, y del que Beethoven declaró que era «el hijo que me costado los peores dolores»; o La Forza del Destino, compuesta por un Giuseppe Verdi que visitó Sevilla en la segunda mitad del XIX, alojándose, según el profesor Serrera, «en la Fonda de Londres» —hoy Hotel Inglaterra—. El recorrido continúa con La Favorita, del maestro bergamasco Gaetano Donizetti, cuyo argumento se desarrolla en el Alcázar —un espacio muy frecuentado por Felipe V durante el Lustro Real (1729-1733)—, para más tarde detenerse en El Barbero de Sevilla y su continuación mozartiana Las Bodas de Fígaro, ambas «entre las óperas más representadas de todo el planeta», como bien apunta Carlos Álvarez. Como es lógico, gran parte del metraje de La Ciudad de la Ópera, cuya fotografía va firmada por Luis Manuel Carmona, está dedicado a Don Juan y Carmen, dos de los grandes mitos que aportó España a la cultura universal, junto con El Quijote. El primero de ellos, atribuido al religioso Tirso de Molina y con una larguísima tradición a sus espaldas —el personaje cuenta con versiones de Molière, Byron, Zorrilla o los Machado, amén de medio centenar de óperas y más de sesenta películas—, luce en Don Giovanni de una manera especial. A ello se debe la perfecta simbiosis entre el libreto de Lorenzo Da Ponte y el talento irrepetible de Mozart, quienes supieron recoger la esencia de la ciudad barroca de manera excepcional. Lo mismo ocurre con Carmen, la famosa cigarrera, «símbolo de la libertad femenina», según la profesora de Comunicación Virginia Guarinos, que derrocha pasión y sensualidad en su título homónimo. Esta maravillosa creación, basada en la novela de Prosper Mérimée, curiosamente fracasó en su estreno en París (1875), provocando la caída de Bizet. Hoy, sin embargo, es la ópera por excelencia. Para entender la dimensión tanto de esta como del resto de trabajos citados, el documental incluye fragmentos de producciones estrenadas en el Teatro de la Maestranza desde los años noventa, así como la participación de los actores María Rivero y Ken Appledorn, quienes, a modo de cicerones, nos llevan de paseo por los rincones que inspiraron las composiciones: del Barrio de Santa Cruz a la Judería, de la Casa de Pilatos al Paseo Colón.