El Teatro Lope de Vega acoge «Hits», el espectáculo definitivo de Tricicle, que reúne los mejores sketches de su brillante trayectoria y que podría suponer su despedida de los escenarios. Hasta el domingo 7 de abril
Decía el escritor irlandés George Bernard Shaw que «los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma». Una sentencia llena de verdad a la que yo añadiría el factor nostalgia, pues no son pocas las ocasiones que una hermosa melodía, un clásico cinematográfico o un libro de referencia nos retrotraen a la infancia, la adolescencia o nuestra primera juventud; ese tiempo perdido tan proustiano al que necesitamos aferrarnos más de una vez, al objeto de saber de dónde venimos y hacia donde vamos. Dicho factor, que se acentúa en nuestra psique conforme se incrementa nuestra edad, puede activarse en cualquier ocasión y lugar, pues los sentimientos no entienden de normas. Y es precisamente lo que me ha ocurrido al enfrentarme al último espectáculo estrenado en el Teatro Lope de Vega, Hits, del grupo Tricicle. No en vano, Joan Gràcia (Poble Sec, 1957), Paco Mir (Barcelona, 1957) y Carles Sans (Badalona, 1955), además de integrar una de las compañías teatrales más importantes de nuestro país, forman parte de ese cajón de momentos inefables que han marcado mi vida y la de muchos españoles. Para empezar, Tricicle cumple este 2019 cuarenta años de trayectoria —los mismos de un servidor—, y rara es la semana que no percibo algún detalle de su influencia en nuestra cultura. Sin ir más lejos, hace apenas unos días, tuve ocasión de escuchar un tema de Julio Iglesias que a casi todos les sonará, Soy un truhán, soy un señor, pieza inmortalizada por los artistas catalanes en 1983 dentro del programa Un, dos, tres, que supuso su carta de presentación. A esto hay que añadir las extraordinarias parodias deportivas de Slastic (1986) —jamás podré seguir un partido de tenis sin acordarme del particular arbitraje de Carles Sans—; la sala de espera del aeropuerto de Exit (1984) o los sustos incalificables de Terrific (1992).
De la Z a la A
Y es que no cabe duda de que el humor blanco y genial de este trío de humoristas no solo forma parte de la historia de nuestro país, sino del mundo entero. No hay más que echar la vista atrás y recordar su divertidísima intervención en el acto de clausura de las Olimpiadas de Barcelona, la creación de Tres estrelles y Fiestas populares (series para televisión) o sus exitosas giras por Asia, Europa o América. Una trayectoria imparable que incluye una segunda compañía, Clownic, la dirección de musicales como Spamalot y Forever Young o la publicación de un libro, Tricicle. De la Z a la A. Actividades que no les ha impedido estrenar espectáculos de creación propia cada cierto tiempo, el último de ellos estrenado en 2012 y bajo el título de Bits. Desde 2016, Gràcia, Mir y Sans —quienes se conocieron en las aulas de Mimo y Pantomima del Institut del Teatre de Barcelona— recorren la geografía colgando el cartel de ‘no hay billetes’ con una propuesta antológica, Hits, que ahora recala en Sevilla con el sugerente subtítulo de «Lo mejor de lo mejor de lo mejor».
Cien intensos minutos
Y lo cierto es que esta frase le viene como anillo al dedo al espectáculo, pues, a modo de mix nostálgico, la compañía pone en escena aquellos sketches que les consagraron como fenómeno teatral hace cuatro décadas. Un listado en parte seleccionado por el público —este puede votar en su web www.tricicle.com hasta cinco videos de un total de cuarenta—, que condiciona cada función, dotándola de viveza y actualidad. De los números disponibles destacan los anteriormente mencionados, además de otros más recientes,aunque igualmente memorables, como el de las tapas del inodoro de Entretrés (1996), la hipnosis de Sit (2002) o el fakir de Garrick (2007). Retazos de una admirable carrera forjada a partir de trabajo, trabajo y más trabajo —la suerte es para los mediocres—, que hoy recoge sus frutos en cada plaza que visitan. Pero es que, además, Hits podría suponer la despedida de los escenarios de estos ‘monstruos’ del mimo y la sonrisa amable, de ahí la repercusión de cada una de sus actuaciones. Un montaje de cien intensos minutos —el más largo de su brillante repertorio— que atesora doce sketches originales a los que se añade un completo resumen compuesto por gags cortísimos que logran enloquecer al público. No hace falta decir que los intérpretes echan el resto, demostrando un estado de forma envidiable y ese pundonor y respeto por el público que les caracteriza —el detalle de saludar a los espectadores en la salida es de agradecer—. De ser cierto lo que apunta la productora, Tricicle se sumaría a Lola Herrera y Concha Velasco en lo que a despedidas se refiere. Aunque, como suele ocurrir con los viejos rockeros, esto nunca debe tomarse al pie de la letra.