Pese a las limitaciones, la cinematografía andaluza goza de buena salud. Un ejemplo de ello son las producciones que este domingo vieron la luz en el Teatro Alameda con motivo del 15 Festival de Cine de Sevilla: «Segunda oportunidad», «Plástico planchado» y «Al Sur del Sur»

Aquellos que tuvimos la suerte de disfrutar del primer Festival de Cine y Deporte de Sevilla —por entonces nos parecía una quimera que un evento con semejante premisa fuese siquiera a atraer público— nos encontramos con que su curiosa programación, amén de reunir hasta 130 películas de 30 países diferentes y organizar actividades paralelas como la exposición Las cien mejores fotografías de deporte del siglo, contaba con filmes rodados y producidos en Andalucía. Sin ir más lejos, aquel noviembre de 2001 un servidor pudo acudir a la premiere de Amar y morir en Sevilla, película de ajustadísimo presupuesto —hoy se etiquetaría como un producto crowdfunding— en la que un grupo de entusiastas actores sevillanos se ponían en manos del carmonense Víctor Barrera (Los Invitados fue candidato a los premios Goya en 1987) para trasladar al celuloide los célebres versos del Tenorio, de José Zorrilla. Resulta curioso que el domingo, durante el visionado de Segunda Oportunidad, descubriese a alguno de esos actores en la pantalla del Teatro Alameda; concretamente a Cuca Escribano, María Alfonsa Rosso y Queti Naranjo, tres actrices estupendas que en aquel proyecto compartían plano con intérpretes hasta entonces desconocidos por el gran público. Caso de José Luis García Pérez —integrante de la mítica serie Plaza Alta de Canal Sur TV—, Ana Ruiz o Paco León. Y hago esta reflexión porque aquella película, que pese a su modestia logró abarrotar el cine Avenida e incluso rascar un premio en el V Festival de Cine Hispano de Miami, formaba parte de lo que hoy se conoce como ‘Panorama Andaluz’, una de las secciones no oficiales del actual Festival de Cine Europeo que, en mi humilde opinión, es tan necesaria o más que la oficial. Y lo es porque sin su existencia muchos espectadores andaluces jamás habríamos tenido noticia de proyectos elaborados en nuestra tierra, y mucho menos de actores, realizadores, y técnicos de los que hoy podemos sentirnos orgullosos. Es por eso que desde los medios de comunicación debemos dar testimonio de la importante labor que el festival hispalense está haciendo por las producciones hechas en Andalucía, así como a animar al público a respaldarlas, tanto en esta edición como en las venideras.

De Gary Piquer a Rosa María Sardá: un plantel de lujo

Y entrando en materia sobre algunos de los títulos presentes en la programación de 2018, hemos de detenernos en aquellos cuya puesta de largo tuvo lugar el domingo 11 en el mencionado Teatro Alameda, y que nos permitió comprobar, con gran alivio, que la maquinaria cinematográfica meridional continúa bien engrasada —pese a los problemas coyunturales a los que viene enfrentándose desde antiguo— y con visos de seguir dando guerra. En primer lugar, y como ya he adelantado, un servidor tuvo ocasión de disfrutar el último trabajo de Álvaro de Armiñán, director con pedigrí cuya larga e interesante trayectoria le ha llevado a trabajar como asistente de Pedro Almódovar, y entre cuyos títulos se encuentran Carne Trémula, Todo sobre mi madre o Intacto. Este se titula Segunda oportunidad y cuenta la historia de Antonio, un hombre que regresa a su pueblo después de haber fracasado en la vida, y las dificultades ocasionadas a raíz del reencuentro con sus antiguos amigos del pasado. Una rural movie escrita a seis manos entre el propio Armiñán, Luis Manuel Carmona —director de arte y fundador de Caligari Films— y el productor Ignacio Delgado, cuyo rodaje se llevó a cabo en el verano de 2017 en el municipio de Alcalá del Río. Financiada en gran parte por Canal Sur —la película se exhibirá únicamente en televisión— entre sus logros figuran el contar una historia tierna, cercana y con grandes dosis de humor y el haber reunido un plantel de lujo en el que destaca un extraordinario Gary Piquer en el rol principal. A este se une Antonio Estrada, actor solvente cuya presencia en el festival se complementa con la ópera prima de Nicolás Pacheco, Jaulas; el todoterreno Sebastián Haro, Antonio Andrés, Cristina Hoyos o Gloria de Jesús. Un reparto que se remata con las citadas Rosso, Naranjo y Escribano amén de la televisiva Mercedes Hoyos (Cuéntame como pasó, Amar es para siempre, Hospital Central). Su sorprendente cast incluye asimismo a Marina de Armiñán, en el que es su debut ante las cámaras, Daniel Arias —hijo de Imanol Arias y Pastora Vega—, Bernard Hill (Titanic, El Señor de los Anillos, El corazón de la tierra) y la siempre satisfactoria Rosa María Sarda —uno de los grandes aciertos de la producción—.

Un documental sorprendente

Tras el pase y posterior coloquio de Segunda oportunidad, el Teatro Alameda acogió otras dos propuestas con sello andaluz. Por un lado el cortometraje de A. J. Luque Plástico Planchado, un curioso y fresco juguete de envoltura pretendidamente vintage y realización loable —pese a algún que otro despiste en el sonido—, y el documental Al Sur del Sur, dirigido por el filólogo y profesor de la Universidad de Huelva Manuel Blanco. Rodado íntegramente en la Bahía de Cádiz, este trabajo resulta original y sorprendente pese a sus limitaciones presupuestarias —una vez más el temido obstáculo—, pues refleja con dignidad tanto el pasado como el presente de un espacio natural riquísimo absolutamente desconocido por el público e infravalorado por las administraciones. Su tempo lento y parsimonioso se convierte, paradójicamente, en su mejor hallazgo gracias a la fuerza poética de su fotografía, la eficacia de sus tomas áreas —muchos de sus planos recuerdan al malogrado artista sevillano Atín Aya— y lo trágico y conmovedor de su discurso. Un proyecto necesario que todo andaluz debería conocer —Cádiz es más que turismo, gastronomía y carnaval—, y que entre otras cuestiones recoge las acciones llevadas a cabo desde 2014 en los esteros gaditanos, cuyo proyecto de recuperación, puesta en valor y demostración de su eco sostenibilidad resulta ineludible. No en vano, este conecta de manera inefable a sus habitantes con sus verdaderas raíces en un entorno natural casi mágico. Su estructura sencilla, sosegada y elocuente a partir de entrevistas a profesores, periodistas y otras personas vinculadas al espacio físico se ve reforzada por la maravillosa banda sonora de Francisco Javier Torres Simón, compositor y profesor de la Universidad de Sevilla, cuyo feeling con el director ha resultado decisivo para redondear el producto. En los próximos días los espectadores tendrán ocasión de conocer otras interesantísimas propuestas sureñas como la mencionada Jaulas, además de Tierras Solares, La Búsqueda o La España profunda (De Ortega y Gasset a Rocío Jurado).